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Los Misioneros en formación de la Comunidad Formativa San Antonio María Claret en Santo Domingo (República Dominicana) en sus labores apostólica mantienen un compromiso solidario y evangelizador con los más desfavorecidos, con los migrantes haitianos, enfermos y personas de la tercera edad, en varias capillas de la Parroquia San Lorenzo Mártir de los Alcarrizos y el Prado (cerca de la zona franca de San Isidro).

El acompañamiento solidario se ha hecho más intenso con la llegada, de repente, del COVID-19, que como sabemos ha afectado grandemente a la estructura económica mundial, provocando que todas las empresas cierren sus puertas o despidan sus empleados, y que como sabemos ha desembocado en más miseria, hambre e incluso más migración. En República Dominicana muchas personas han perdido su empleo y/o hay otros que siguen en esa carrera desenfrenada hacia el abismo del desempleo. Así mismo, se da un fenómeno migratorio haitiano ilegal y estos emigrantes haitianos al llegar al país viven en condiciones caóticas (no pueden pagar el alquiler, no pueden tener un empleo digno porque no cuentan con ningún documento de identidad, viven la miseria aterradora, etc…). La llegada del virus Covid-19 ha afectado a estas personas que ya vivían en esta situación tan precaria.

En República Dominicana muchas personas han perdido su empleo y/o hay otros que siguen en esa carrera desenfrenada hacia el abismo del desempleo. Así mismo, se da un fenómeno migratorio haitiano ilegal y estos emigrantes haitianos al llegar al país viven en condiciones caóticas.

Los estudiantes claretianos como cristianos y misioneros “con espíritu” en formación al observar y analizar esta situación, desde su sensibilidad han decido actuar (ser solidarios con el grupo más desfavorecido), pero sabiendo que las acciones de misericordia a realizar requieren de un soporte económico. Las ayudas solidarias se han hecho concreta con la preparación y entrega de canastas de alimentos (compuesta de arroz, aceite, embutidos, azúcar y artículos del hogar) de primera necesidad para 35 familias y ayudar a otras a pagar el alquiler de su vivienda, de modo preferencial a las familias haitianas más vulnerables, a las personas enfermas y a las personas de la tercera edad.

Las ayudas solidarias se han hecho concreta con la preparación y entrega de canastas de alimentos (compuesta de arroz, aceite, embutidos, azúcar y artículos del hogar) de primera necesidad para 35 familias y ayudar a otras a pagar el alquiler de su vivienda.

En la colaboración económica se agradece la colaboración de la Fundación PROMICLA y un grupo de misioneros laicos de Puerto Rico, quienes con generosidad han tendido la mano por esta causa. De manera especial, también, se agradecen la cercanía y acompañamiento del Superior y Prefecto de estudiante de Teología, P. José Camilo Minaya y del P. Demuel Tavárez Rosa, Prefecto de Apostolado y presidente de PROMICLA, quien va iluminándoles en la causa para ver y entender los signos de los tiempos en lugares teológicos específicos para poder actuar.  

Colaboración del E. Jean Jebou, CMF.

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