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En el día de ayer, domingo, 1 de noviembre de 2020, la Pastoral Juvenil Vocacional Claretiana de Puerto Rico celebró uno de los eventos más esperados anualmente: el Encuentro Nacional de Jóvenes Claretianos. Ante la incertidumbre que enfrentamos debido al CoVid-19, nos inquietaba el hecho de que nuestro preciado Encuentro Nacional de Jóvenes Claretianos no se pudiera realizar. No obstante, conocíamos que la sed de Dios en el corazón de los jóvenes era mayor que cualquier obstáculo que se pudiera presentar. Es por esto, que ante cualquier dificultad y con el fuego Claretiano impulsándonos, se comenzó a preparar un evento único por dos razones. Primero, un evento único en el cual todos presentes siguiéramos el protocolo de higiene y seguridad debido. Segundo, un evento que respondiera, de manera puntual, al ardor que sienten los jóvenes en su corazón, especialmente ante tantos meses sin vernos físicamente.

Con todo lo mencionado anteriormente, comienza a brotar el Encuentro Nacional de Jóvenes Claretianos de Puerto Rico 2020. El mismo se celebró con el hilo conductor y la verdad que conocemos, “Dios Nos Sueña Felices”. Dios sueña que encontremos felicidad verdadera en la presencia y vivencia de su amor único e incondicional. Es por esto que el lema general fue, “Felicidad es abrazar la vida como viene”. Con nuestro tema y lema, se pudieron vivir cuatro momentos que guiaban cómo podemos vivir esta felicidad verdadera que Dios sueña para nosotros. Los mismos eran: “Vivir con los pies en la tierra”, “Vivir con las manos sirviendo”, “Vivir con la mirada hacia el cielo” y “Vivir con Dios en el corazón y con el corazón en Dios”. Estos momentos reconocían acciones que hacemos con nuestros cuerpos de manera cotidiana, enlazándolas con una manera de vivir en el pleno amor de Dios. Es decir, reconocimos que nuestro caminar, nuestras manos, nuestras vistas y nuestros corazones viven de una búsqueda e inquietud continua. Una que solamente podría apaciguarse al adentrarse en la felicidad que Dios sueña para nosotros a través de su Palabra, la Eucaristía y nuestras vivencias como jóvenes y adultos Claretianos.

Dios sueña que encontremos felicidad verdadera en la presencia y vivencia de su amor único e incondicional.

Sin embargo, esta felicidad abundante no fue una que se quedó escrita en papel. En el día de ayer, domingo, 1 de noviembre de 2020, se vivió ese amor incondicional de nuestro Padre; ese amor que brinda la felicidad que Él siempre sueña para nosotros, sus hijos. El Encuentro Nacional de Jóvenes Claretianos de Puerto Rico se celebró en la Parroquia San José en Magnolia, Bayamón, en un horario puntual de 5pm a 7pm. En el mismo participaron un aproximado de 120 jóvenes de las parroquias Claretianas de Puerto Rico: San José, San Antonio María Claret, Santa María e Inmaculado Corazón de María. Además, los jóvenes estaban acompañados de los Misioneros Claretianos, nuestros queridos sacerdotes que caminan con nosotros en todo momento.

Iniciamos el Encuentro con un saludo virtual del Hno. Carlos Verga, cmf, Prefecto General de Pastoral Juvenil Vocacional de los Misioneros Claretianos. Luego, igualmente de manera virtual, tuvimos el regalo de recibir unas palabras del Padre Mathew Vattamattam, Superior General de los Misioneros Claretianos, quien se nos hizo cercano a nosotros compartiendo qué es la felicidad en clave cristiana. Desde comienzo a fin, se siguieron los protocolos de seguridad e higiene propuesto por las Parroquias Claretianas Solidarias. A pesar de nuestro distanciamiento físico, el distanciamiento espiritual era inexistente ante tantos jóvenes que arden en la gracia de Dios. Al tener momentos de júbilo, de bailes y cantos, de reflexión personal y de alegría, se pudo vivir un encuentro mucho más íntimo, el cual culminó con una adoración preciosa al Santísimo.

Al culminar el Encuentro Nacional de Jóvenes Claretianos, sentíamos una paz inmensa. Esta paz no surgió de culminar un evento de meses en preparación, sino más bien una paz que surge al estar en la presencia de Dios. Esa presencia no fue tan solo ante el altar y el Santísimo, la misma se sintió en cada persona presente; cada uno siendo ejemplo vivo del amor de comunidad y de hermanos. Con este sentir presente, confiamos que todos llegaron a sus casas con un corazón latiente de su amor y un poco más encaminados a cómo podemos vivir la vida con el lema, “Felicidad es abrazar la vida como viene”.

Por Ámbar Llano, Miembro de la Comunidad el Taller, Equipo Coordinador de PJV en Puerto Rico.

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