Misión Estudiantil Claretiana en Puerto Plata: semilla que vuelve a brotar

(Puerto Plata, Rep. Dominicana) Del jueves 5 al domingo 8 de junio de 2025, el Colegio Claret, a través de su Departamento de Pastoral, los Laicos Educadores Claretianos (LEC) y la comunidad de alumnos misioneros Saeta, vivió con alegría su primera experiencia misionera estudiantil tras la pandemia. La misión se llevó a cabo en las comunidades de Palo Blanco, Arroyo Ancho y La China, en la provincia de Puerto Plata.

Un grupo compuesto por 8 Laicos Educadores Claretianos —incluyendo los cinco miembros del Departamento de Pastoral y tres maestras de diferentes áreas— junto al Rector del colegio, P. Jairo Antonio Pérez, CMF, acompañó a 21 alumnos del segundo ciclo del Nivel Secundario (4to, 5to y 6to de bachillerato) en esta experiencia profunda de evangelización, servicio y fraternidad.

Compartiendo el Evangelio, el pan y la vida con los más necesitados de estas humildes comunidades de montaña.

Este apostolado es el fruto de todo un año de formación, catequesis y preparación, que incluyó micro-misiones en sectores específicos de Santo Domingo. Durante cuatro días, nuestros alumnos vivieron intensamente el espíritu misionero claretiano, compartiendo el Evangelio, el pan y la vida con los más necesitados de estas humildes comunidades de montaña.

Cultivar el despertar de Dios y lo espiritual en nuestros alumnos y en los LEC, afianzando la Espiritualidad Claretiana y el compromiso evangelizador.

El proyecto Misión Estudiantil Saeta busca cultivar el despertar de Dios y lo espiritual en nuestros alumnos y en los LEC, afianzando la Espiritualidad Claretiana y el compromiso evangelizador. Es una forma concreta de vivir la vocación misionera dentro de la comunidad educativa, donde cada miembro aporta desde su realidad para hacer posible esta experiencia transformadora.

La semilla de la Palabra ha sido sembrada con amor fraterno y regada con el servicio alegre de nuestros jóvenes misioneros. Queda en todos nosotros la alegría de haber recuperado esta dimensión esencial de nuestro ser claretiano y la esperanza de seguir caminando como peregrinos del Evangelio hacia los lugares que más lo necesitan.