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EL VERDADERO LIDERAZGO ES “CÓMPLICE DEL ESPÍRITU”

Apreciar a cada hermano es esencial en el camino del liderazgo, esto acrecienta nuestra espiritualidad, cercanía y compromiso misionero. Nuestra jornada ha comenzado con la celebración Eucarística presidida por los PP. Ronel Chiapana, cmf Joseph Kalakkal, cmf y Clement Kata, cmf de la provincia de Perú – Bolivia. Hemos orado por las vocaciones y la realidad de los países que conforman el organismo.

Según Byung-Chul Han, “la digitalización desmaterializa el mundo. En lugar de guardar recuerdo, almacenamos inmensa cantidad de datos… nos volvemos ciegos ante las cosas silenciosas y discretas”, esta realidad afecta nuestro liderazgo y compromiso misionero, es por ello, que debemos aprender a descubrir en lo pequeño y sencillo de la vida, la presencia cercana y amorosa de Dios, que nos impulsa a soñar y contribuir en la construcción de un mundo con condiciones de vida digna para todos, eso hace un verdadero líder.

La digitalización desmaterializa el mundo. En lugar de guardar recuerdo, almacenamos inmensa cantidad de datos… nos volvemos ciegos ante las cosas silenciosas y discretas.

Byung-Chul Han

Cada día vemos más claro que el verdadero liderazgo no es sólo gestionar instituciones o dirigir actividades, sino sobre todo acompañar a las personas en verdaderos procesos de transformación personal. Para lograr este objetivo, -nos indica el P. Paulson- podemos beneficiarnos de algunas de las aportaciones de las ciencias humanas (por ejemplo, la Indagación Apreciativa o la Teoría- U), sabiendo al mismo tiempo insertar estas aportaciones en nuestra visión cristiana de la vida y en nuestra tradición claretiana. Lo importante es ser conscientes de que el Espíritu actúa en nosotros y nos guía hacia la verdad plena. El verdadero liderazgo es “cómplice del Espíritu”.

Como líderes, – afirma el P. Gonzalo- es importante recordar cuáles son los tres procesos de transformación para que todos estemos en sintonía con las orientaciones de la Congregación y nos movamos “en la misma página”. Los procesos son: 1) Una Congregación en Salida, 2) Una comunidad de testigos y mensajeros y 3) adoradores de Dios en el Espíritu. Nuestro reto como líderes es acompañar a nuestros hermanos a lo largo del sexenio manteniendo vivo este espíritu.

Para hacer realidad lo anteriormente dicho, La congregación ha incluido la Indagación Apreciativa, es decir, un proceso de transformación y una metodología que impulsa el cambio, incrementa las fortalezas y las convierte en hábitos, promueve el crecimiento, la motivación y el entusiasmo. Somos invitados a APRECIAR, INDAGAR Y DIALOGAR, de esa manera, acogemos, profundizamos y asumimos los sueños de la congregación.

Finalmente, se nos recordó que los sueños son claves para interpretar el pasado, el presente y construir el futuro. Hagamos realidad en cada organismo el sueño congregacional:

Soñamos una Congregación peregrina, arraigada en la fe en Jesucristo y en la espiritualidad claretiana.

Soñamos con Claret una Congregación que, a ejemplo de María, atesora en su corazón, cumple y proclama la Palabra de Dios.

Soñamos una Congregación de misioneros que compartimos nuestra vida, diversidad y recursos en comunidades configuradas por la misión y ministerios que Dios nos confía. Nos animamos y acompañamos unos a otros, como hermanos, a través de la mutua escucha, sin descartar a nadie.

Soñamos una Congregación audaz e itinerante que, enviada por el Espíritu del Señor (cf. Lc 4,18; Hch 8,28.39), sale hacia las periferias, se acerca a los jóvenes, camina con ellos y los anima a responder a la llamada de Dios.

Soñamos una Congregación que, partiendo de la animación bíblica de toda la pastoral (cf. VD, 73), evangeliza con todos los medios en misión compartida, en diálogo interreligioso y haciendo uso inteligente de diferentes medios de comunicación.

Soñamos una Congregación comprometida con la fraternidad universal (Fratelli tutti), la justicia, la paz y el cuidado de la casa común (Laudato si’). Con espíritu de sinodalidad, colaboramos con gentes de diferentes culturas, etnias y religiones para la transformación del mundo según el designio de Dios (cf. CC 46).

Soñamos una Congregación preparada para responder a los nuevos desafíos a través de un proceso formativo integral y continuado, abierto a la misión universal, según el espíritu y el carisma de nuestro Padre Fundador.

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